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¿Cómo funcionan los ETF? TODO lo que necesitas saber

ETF guia portada
ETF guia portada

Si has leído la guía para invertir en fondos indexados, es posible que hayas leído acerca de invertir mediante ETF y no tengas muy claro qué significa esto.

Pues bien, en este artículo vamos a explicar detalladamente qué es un ETF, sus principales características, ventajas e inconvenientes, las diferencias que presenta con respecto a los fondos de inversión y los principales tipos de ETF que existen, así como su fiscalidad. Finalmente indicamos varios brokers donde podrás contratar uno.

¡Allá vamos!

¿Qué es un ETF?

De acuerdo a sus siglas en inglés, Exchange-Traded Fund, podemos decir que un ETF es un fondo cotizado. ¿Y qué significa esto? Pues bien, se trata de un fondo de inversión que cotiza en Bolsa como si fuera una acción.

Por tanto, es un activo que podemos comprar y vender a lo largo de la sesión bursátil, cuyo precio va cambiando a lo largo del día

Atendiendo a su origen histórico, los ETF comenzaron a negociarse a finales del siglo pasado, concretamente en 1993. Su aparición estuvo ligada principalmente a la gestión pasiva, tratando de replicar varios de los índices más populares del mundo, como el S&P 500. 

Vemos entonces que los ETF, al igual que los fondos de inversión indexados, permiten obtener un gran diversificación por muy poco dinero y de forma sencilla

Es momento de conocer sus principales características.

Ventajas e inconvenientes de los ETF con respecto a los fondos indexados

Los ETF permiten comprar un índice bursátil entero, por lo que mediante una única compra podrás comprar miles de empresas. 

Esta característica también es propia de los fondos indexados. Sin embargo, los ETF ofrecen mucha más variedad, pudiendo encontrar ETF de determinados sectores concretos fácilmente, como biotecnología, mineras, u oro.

Seguramente sea la principal ventaja de invertir mediante ETF. Los costes de estos activos son realmente bajos, pudiendo encontrar ETF con costes más bajos incluso que el 0,10% anual

Por tanto, se convierten en una alternativa realmente interesante para ver crecer nuestro patrimonio a largo plazo gracias al interés compuesto.

Los fondos de inversión están obligados a presentar la situación de su portfolio una vez al trimestre, mientras que los ETF ofrecen esta información diariamente. Por tanto, la transparencia es mayor.

A diferencia de los fondos de inversión indexados, que únicamente se pueden comprar mediante una suscripción de participaciones a precio o valor liquidativo del cierre del día en el que suscribes, los ETF ofrecen más opciones.

Los ETF permiten comprar o vender en cualquier momento de la sesión bursátil, sin tener que esperar al cierre de mercado. Concretamente, puedes realizar una orden de compra limitada o a precio de mercado. 

Los ETF referenciados a los principales índices mundiales gozan de gran liquidez, por lo que podremos comprar/vender en el momento que deseemos.

A diferencia de los fondos de inversión, donde en ocasiones exigen mínimos de inversión de varios miles de euros e incluso decenas de miles de euros, en los ETF esto no ocurre.

No obstante, y como veremos más adelante, sí que tienen comisiones por compraventa.

Debido a su naturaleza de cotización como acciones, podemos ver su valor en tiempo real. Esto no ocurre en los fondos indexados, donde sólo podemos ver el valor liquidativo al cierre de la sesión bursátil.

A diferencia de los fondos de inversión indexados, donde no existen comisiones de compraventa, en este caso sí que existen y además no son baladí.

Por tanto, esta característica es realmente negativa para aquellos inversores, como yo, que realizan aportaciones periódicas a su cartera.

Al tributar como acciones y no como fondos de inversión, no podemos traspasar los ETF sin tener que pasar por Hacienda. Esta desventaja, junto a la anterior, es el principal motivo por el cual yo invierto en fondos indexados.

Es la diferencia ente el precio de compra que lanzas al mercado y el precio que realmente pagas. Es un coste que no existe cuando invertimos en fondos indexados.

En el caso de los fondos de inversión indexados, podemos comprar porciones de una participación. Sin embargo, en el caso de los ETF esto no es posible y el mínimo de compra es una participación entera.

Características para escoger adecuadamente un ETF 

Además de las principales ventajas e inconvenientes de los ETF que acabamos de comentar, conviene saber que existen otras características de los ETF que te permitirán escoger adecuadamente entre las diferentes opciones.

Índice al que replican

Existen gran cantidad de índices que son replicados por ETF, entre los que podríamos destacar:

Replica física o sintética

Como bien indican desde el blog de inbestMe, un ETF de replica física es aquel en el que el ETF posee la totalidad o una muestra de los valores que componen el índice.

Por el contrario, hablamos de un ETF de réplica sintética cuando el ETF realice una operación de swap de retorno total con una contrapartida (por lo general un banco de inversión) que se compromete a pagar la rentabilidad del índice.

Desde mi punto de vista, los ETF de réplica sintética entrañan riesgos que prefiero no correr, y por tanto no invertiría nunca en ellos.

Acumulación o reparto

Al igual que los fondos indexados, podemos contratar ETF que reparten dividendos (reparto) o que reinvierten estos dividendos (acumulación).

La elección depende del objetivo del inversor. Si pretende acumular capital, la opción recomendada es acumulación, mientras que si está en fase de disfrute de su capital, conviene contratar uno de reparto.

Directo o inverso

Un ETF directo es aquel cuyo valor sube cuando el valor de sus activos sube, mientras que uno inverso bajaría. Es como apostar en contra del mercado.

Yo creo que el mercado a largo plazo siempre sube, por tanto no emplearía nunca un ETF inverso.

Normal o apalancado

Emplear deuda para invertir es una práctica que no recomiendo a nadie, mucho menos si estás empezando, por lo que el ETF que escogería sin duda alguna no sería apalancado.

Fiscalidad de los ETF

Como hemos visto, los ETF son un producto intermedio entre acciones y fondos, ya que comparten características de ambos. En el caso de la tributación, se acerca más a la de las acciones.

Tal y como se ha comentado anteriormente, los ETF no tienen la ventaja de no tributar al traspasar como sí ocurre con los fondos de inversión.

Las ganancias o pérdidas deben declararse como plusvalías que se han generado por ganancia patrimonial. Por tanto, se incluyen en la base imponible del ahorro y se les aplica el tipo de tributación por tramos del resto de los instrumentos financieros (como las acciones):

Dónde contratar una cartera de ETF

Puedes montarte una cartera de inversión haciendo uso de ETFs por tu cuenta, mediante brokers como Interactive Brokers o Degiro.

Por otro lado, existe la opción de contratar un gestor automatizado que haga todo el trabajo por ti. En este caso te recomiendo encarecidamente inbestMe.

Esta automatización de la gestión es posible gracias al uso de algoritmos, que determinan tu perfil de inversor y te proponen una cartera diversificada adecuada a tu tolerancia al riesgo y características personales. 

Se encargan de realizar el rebalanceo de tu cartera, y mantener en todo momento tu plan inicial. Puedes echar un vistazo a nuestro análisis completo de inbestMe.

Y hasta aquí la guía para invertir en ETF. Espero que te haya gustado el artículo y no dudes en dejar un comentario si tienes cualquier pregunta o sugerencia.

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